sábado, marzo 17

Confieso Señor Juez
que dejé la puerta abierta.
Fué el viento, sólo el viento.
Ud. no lo vió?
Me arrebató,
me sacudió de una manera en la que creí
pretendía lo mismo.
Quería lo mismo que yo!
Me sedujo,
rozó mis oídos
con susurros.
Pasó por todo mi cuerpo,
acariciándome.
Me voló.

Al final se deshizo,
sólo quedó el aire
sin movimiento.
Y la sustancia me culpó de algo que yo había hecho.
Y la cosa había pasado con el viento, vió.
Por eso hice lo que hice.
Cosa rara el aire,
que sólo es viento cuando tiene ganas de moverse.

1 comentario:

*AntagoniSta* dijo...

Ese viento húmedo que arrasa o acaricia... quizás fué el viento que trajo reproches, lágrimas, o lamentos, viento sonoro confesor de gritos a medianoche, yo lo ví señor Juez, consídereme como fiel testigo, y sepa usted que fuí víctima de sus caricias...

Hermoso!...Saludos ventosos.