lunes, abril 14

Es que se me cierra la garganta.
Dávalos y Ayala al mismo tiempo.
El grito de la baguala y el sapucay de los hacheros.
Y ése pez dando vueltas,
entre maderas robadas al monte
que flotan por dar consuelo,
a esa mano del Ramón
que se se quedó en ese suelo.
Si será gringa la suerte
que ya nunca la veo,
haciendo con mi machete
silbar cantos a los vientos.
Y el silvo trae desganadas canciones
del Ande lejos
apretadas en mil gritos de estremeces
y unos cuantos otros ruegos.
La copla sale dispersa entre el río y el silencio.
Agua las une, de más o de menos,
y un verde de allá a lo alto
las gana pa su consuelo.

Temor de el sábado.

Ando rompiendo copas en habitaciones de otra gente,
entre crashs y crrjjs.
Miradme a los ojos.
Ya hay un pozo, miradme, tontolones.
Cuál es el fondo?
Cuántas copas hay en el mundo?

viernes, abril 11

Lo rutinario de mi trabajo me dió
dos compañeros, uno más uno menos,
un amor y un amigo.

Y una vida independiente, claro.

Mi trabajo es ahora de otro dueño,
igual que mis compañeros.

Mi amor tuvo su fuego, mi amigo es mío.

Y ya no me cuesta
cagarme
en trivialidades.
Diez años duré ahí.

Y ya me voy.

Y la verdad siempre incomoda.