miércoles, diciembre 19

Imagino que debo agradecer.
Tengo más colores.
Y soy más aerodinámico.

Y bueh, tener menos pelo
hace que otras cosas resalten.

Me compré una musculosa anaranjada.
No me decido de qué color la zunga.

Blanca?

sábado, diciembre 15

Vivo carne y promesas.
Vivo lo etéreo
y me falta lo tangible.
Y voy yendo, real.
Tan real como
un viento.
Un soplo, tan fuerte que me hace ir, viajar.
Siento carne en labios y sexo en el mío.
Y paisajes y mucho más
de lo que puedo explicitar.
Estoy agotado de palabras para esto.
Superado.
Pasa por arriba.
Deseo ese contacto.
Me desarma.

domingo, diciembre 9











... no es que se vuelque mi vino,
lo derramo de intención...










Me acuerdo de el cuartito que había
bajo la escalera en la casa de la calle Igualdad.

Era la despensa, como se usaba
o se había usado en la época de mi abuela.
Ese lugar era oscuro, tenía rincones y claro,
todo se iba achicando.
Una vez descubrí como se usaba el abrelatas
y me comí como tres latas de arvejas.
Otra me tomé un sachet de detergente.
Cuántas burbujas.

Y era un cuartucho, ahí me escondía a veces.
Y mi abuela tenía ahí colgado un rebenque.

Y lo usaba.

Era la época en que mi oso verde
esperaba a que me durmiera
y bajaba las escaleras deslizándoce
por el pasamanos a la cocina
y se comía las miguitas de pan
de la mesa.

jueves, diciembre 6

Es así de fácil:

Si no hay bordes no me gusta.

De verdad, no me interesa.
Plano era antes el mundo.

Y mi negra tiene unas curvas ...

Y ahora vivo un filo superasentado, me corta.
Y sentí el tajo bien.
Bien adentro.
Me encontré con alguien que sabe cortar.

Tengo muchos filos en mi cara.

Y sangro sólo con uno.

Y sudo uno.

Y ése mismo me sala, lame dulcemente,
hace que sienta a una puta
y que ría en la misma vuelta.
Y me sigo riendo.

Me hace sentir la curvatura.
Y me lleva de viaje.


Ando queriendo una negra
que ne coma la algarroba,
que me cebe mate amargo
que se acueste unas caronas.