Me acuerdo de el cuartito que había
bajo la escalera en la casa de la calle Igualdad.
Era la despensa, como se usaba
o se había usado en la época de mi abuela.
Ese lugar era oscuro, tenía rincones y claro,
todo se iba achicando.
Una vez descubrí como se usaba el abrelatas
y me comí como tres latas de arvejas.
Otra me tomé un sachet de detergente.
Cuántas burbujas.
Y era un cuartucho, ahí me escondía a veces.
Y mi abuela tenía ahí colgado un rebenque.
Y lo usaba.
Era la época en que mi oso verde
esperaba a que me durmiera
y bajaba las escaleras deslizándoce
por el pasamanos a la cocina
y se comía las miguitas de pan
de la mesa.
domingo, diciembre 9
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